
Tal es así que en noticias del 5 de setiembre del 2006, Japón que invirtió grandes sumas en el proyecto Sajalin-2, crucial para su abastecimiento en energía, reaccionó con inquietud a la decisión de Moscú de cancelar la licencia otorgada a Shell en estos gigantescos campos petroleros y gasíferos del extremo oriente ruso: "Los analistas creen que esta medida tiene un carácter ante todo político, al servicio de la voluntad del Kremlin de incrementar su control en el sector energético, considerado estratégico. "
Mientras el doctor García se yergue como el martillero público del Perú y ha dado inicio a la subasta inversa de costa, sierra y selva, en el mundo están ocurriendo cosas muy raras.
Hace unos meses, por ejemplo, el entonces vicesecretario del Tesoro de los Estados Unidos, Robert Kimmitt, dijo: “Quizás el mayor desafío para la economía sea el creciente proteccionismo ante las inversiones”.
Se refería a ciertos nuevos vientos que soplan en Rusia o China, por ejemplo. Porque Rusia se está negando a que unos cuarenta ámbitos que considera especialmente delicados para su autonomía sean materia de negociación y de apertura al capital exterior. Entre ellos están los recursos naturales no renovables y la biotecnología. Y una nueva legislación china le permite a ese gigante vetar cualquier adquisición extranjera de empresas chinas si la operación implica un riesgo “para su seguridad”.
“The Wall Street Journal” contó con algunos pelos (erizados) lo que le sucedió recientemente a la estadounidense Carlyle Group cuando estaba a punto de hacerse con la mayoría de acciones de la planta siderúrgica Yangzhou Chengde Steel Tube Co. Aceptada la primera oferta, el gobierno chino detuvo la operación considerando esa empresa “un activo estratégico”. Y se acabó la discusión.
¿Es que los chinos son menos patriotas que García? ¿Es que los chinos son perros del hortelano? Ni lo uno ni lo otro: es que García ya no es más sólo un Presidente: es también un vendedor ambulante de alto vuelo que ha puesto en valor la paporreta ultraliberal de quienes hoy lo miman y le agradecen. Como el lumpen ese de Pepe Chlimper, que ha llamado “malnacidos” a los archiexplotados trabajadores del puerto del Callao. Malnacida es la clase que él, pistola en mano, encarna: la que jamás construyó un país sino que se limitó a saquear, la que despilfarró el guano, la que esclavizó con el caucho, la que no tuvo a un Portales sino a cientos de raterísimos Rufinos Echeniques.
Pero volvamos al tema. China también cortó por lo sano al impedir que la compañía alemana de autopartes Schaeffler Group adquiriera el control de Luoyang Bearing Group. La razón aducida: posible posición hegemónica en el mercado.
“The Wall Street Journal”, vendido al imperio rapaz de los Murdoch, está escandalizado por lo que pasa en el mundo. Porque resulta que India ha impedido que una empresa china compre una empresa de telecomunicaciones que el gobierno de Nueva Delhi ha considerado también “de interés nacional”.
¿Se vuelve a hablar de lo estratégico y lo nacional? Así es, para disgusto de García y de su presunto y cánido escribidor Pocho Tantaleán.
¡Y hasta en los Estados Unidos, doctor García, su país adoptivo! ¿No recuerda lo que pasó cuando una empresa de los emiratos unidos de Dubai quiso comprar, hace muy poco, cinco puertos estadounidenses? Pues Bush vetó la compra. ¿Tampoco recuerda lo que pasó cuando la petrolera estatal china Cnooc Ltd. quiso comprar la petrolera californiana Unocal Corp.? Pues Bush dijo que tampoco.
¡Lo que quiere decir que en Estados Unidos hay Estado, doctor García! ¿Y Bush no será un perro del hortelano que ladra en inglés?
¿Y sabe usted, mister Salesman, que en Estados Unidos existe el Comité para la Inversión Extranjera, sigla en inglés: CFIUS? Oh, sí. Y su labor consiste en calificar los riesgos que pudiera haber en las adquisiciones de activos estadounidenses.
Un estudio de la ONU descubrió que en el año 2005, noventitrés (93) países cambiaron su legislación en relación a la inversión extranjera y que el patrón de esos cambios miraba hacia un cierto proteccionismo.
Y es que, claro, la globalización no borra los intereses nacionales. Y las empresas privadas pueden ser también gavillas. Un ejemplo de lo primero es lo que ayer dictaminó la Organización Mundial de Comercio, dándole la razón al Ecuador en su contencioso con la Unión Europea (Ecuador paga 260 dólares por tonelada de plátano mientras que las ex colonias africanas están exoneradas de aranceles). Y un ejemplo de lo segundo es el nuevo escándalo de Samsung, investigada desde ayer por el Congreso surcoreano por, presuntamente, tener una caja de 200 millones de dólares, siempre disponible, destinada a sobornar autoridades locales e internacionales. Ya en el 2005 Samsung había pagado a los Estados Unidos una multa de 300 millones de dólares por “conspiración internacional para fijar precios”. Eso es también el capitalismo, doctor García. Suspenda usted, en nombre de intereses superiores, la venta del gobierno aprista a Chlimper y Cía.
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