Es indudable que el sistema judicial peruano esta al servicio de los grupos de poder y cada día más alejado de quienes realmente lo necesitan. La corrupción, la coima y el favoritismo son el cáncer que corroe todo el sistema, y cuya máxima expresión se ubica ahora en los escandalos destapados por la prensa no sumisa que aun existe en el Perú.
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A Magín Berrospi deberían haberle construido un monumento como uno de los pioneros del boom minero del Perú actual. Pero en vez de ello sus descendientes están sometidos a un kafkiano proceso que intenta llevarlos a la cárcel como falsificadores.
Los que sostienen que el Perú no sirve más que como territorio minero y que aquí la ley debe ser la de la mina, deberían detenerse un momento a revisar el caso de la familia Berrospi. Eran los años 80, cuando el ingeniero de minas Magín Berrospi exploró diversas zonas de la sierra del Perú y encontró algunas importantes vetas de metal. Eran tiempos de crisis y el investigador tenía muy poco capital propio, pero así y todo se embarcó en varios proyectos de mediano tamaño, hasta que descubrió lo que parecía la justificación de todos sus esfuerzos, un enorme yacimiento de oro en la cordillera negra del departamento de Ancash.
Los primeros estudios indicaban que se trataba de una reserva muy grande y de mucho valor, pero para explotarla se requería un socio importante que fuera capaz de poner un fuerte capital y compartir la gestión y las ganancias. Así fue que Magín Berrospi recurrió a su amigo el Ing. Velásquez que lo puso en contacto con David Lowell, representante de Acuarios Minera Exploradora SRL que aseguró contar con el dinero para sacar adelante el proyecto. Era mediados de 1993 y la mina que estaba a punto de inaugurarse era la que hoy conocemos como Pierina, la segunda reserva de oro del Perú con una riqueza de más de 8,000 millones de dólares bajo tierra, a los actuales precios del metal dorado.
La sociedad Berrospi-Lowell, pareció inicialmente proporcional al esfuerzo de cada uno: 59% para el socio capitalista, Minera Acuario; 40% para Berrospi, el socio descubridor del mineral y 1% para Velásquez que conectó a las partes. Todos felices. En febrero de 1994 se forma así Minera Yanamina, la empresa que materializaría la sociedad. Pero entonces apareció el primer obstáculo cuando los Registros Públicos demoraron la inscripción y para apurar el inicio de la explotación se empezó a trabajar bajo el nombre de Acuarios Minera.
No tardó mucho para que Lowell descubriera que estaba ante un tesoro que desbordaba su imaginación. Entonces, en 1996, enterado que Berrospi estaba afectado de cáncer terminal, decide en secreto vender los derechos sobre la mina como si fueran totalmente suyos a una empresa de la gran minería internacional: Barrick Gold Corporation, en una suma de 850 millones de dólares, que sería parte de una gran controversia nacional porque se pactó en Canadá evadiendo pagos de impuestos y de canon para el país y la región. Berrospi murió un tiempo después, viendo cómo su descubrimiento era materia de un reparto entre extranjeros, pero todavía no había ocurrido lo peor.
¡Falsificación!!
En 1998, los deudos de Magín Berrospi, teniendo en su poder los documentos sucritos con Acuarios que prueban los derechos del descubridor de Pierina, solicitan a la Universidad Católica que auspicie una conciliación para que la empresa canadiense los reconozca y plantee alguna forma de resarcirlos del despojo. Pero en respuesta a esa solicitud, Barrick que no fue la que contrató originalmente con Berrospi, establece una demanda por falsificación en contra de su viuda y sus hijos, acusándolos de haber inventado el documento del contrato, e introducido la firma del gerente de Acuario, Luis Montoya, cuando éste ya no ejercía el cargo. Para probar esa acusación presentan el informe de peritos grafotécnicos de la policía que a la vista de fotocopias simples definieron que Montoya firmó varios años después de 1994, cuando ya no tenía poderes para hacerlo.
Esta imposible “pericia” le costó a Barrick 10 mil dólares por policía, cómo ha sido probado en tribunales a través del diálogo grabado con el capitán Santibáñez y el mayor Zárate, de la división de criminalística de la PNP; pero no se sabe el precio que se pagó para que una fiscal y dos juezas dieran trámite acelerado a una denuncia sin pies ni cabeza, acusando a su viuda de los peores delitos: falsificación de documentos, contra la fe pública, contra la administración de justicia, asociación ilícita, etc., para bloquear de esa manera sus reclamos.
Jueza fotocopista
Como si fuera que cuando hay de por medio grandes intereses no es preciso ni guardar las formas, los partes policiales, el informe fiscal y la instrucción de la jueza suplente que abrió el caso son copias repetidas de la demanda de Barrick. Este es un hecho escandaloso que parece no haber escandalizado a la OCMA, que tiene conocimiento del caso.
Algunos ejemplos de la gruesa manipulación de la justicia son los siguientes:
Versión Barrick: “han aparecido recién en la actualidad por primera vez, luego de más de diez años de su alegada existencia, cuyo contenido es absolutamente falso… En este trámite pretende que Minera Barrick Misquichilca en su condición de sucesora de los derechos y obligaciones…”
Versión de la juez: “han aparecido recién en la actualidad por primera vez, luego de más de diez años de su alegada existencia, cuyo contenido es absolutamente falso… En este trámite pretende que Minera Barrick Misquichilca en su condición de sucesora de los derechos y obligaciones…”
Pero hay más, la segunda jueza que reemplazó a la copiona reclamó a otros juzgados la denuncia contra los peritos policiales coimeados, tan sólo para trasladar la información a la empresa minera, para fortalecer su defensa. Por todos los caminos la trasnacional impuso sus objetivos y fraguó un proceso para no cumplir con resarcir el despojo que había sufrido el ingeniero minero.
No hay ninguna duda que Barrick sabe que no es ni por Lowell, ni por Acuario, que existe Pierina, que los está llenando de dinero. La bárbara manera como han enfrentado a los deudos de Berrospi es una demostración de cómo les pesa la conciencia. Pero cuando se pruebe quién fue el descubridor de la mina y qué fue lo que realmente acordó con Acuario, y cómo es que Barrick trató de impedir que sus herederos ejercieran sus derechos, ¿cómo quedarán estos poderosos señores de las minas?
La controversia de impuestos
En agosto de 1996 Barrick compró en la bolsa de valores de Canadá las acciones de Arequipa Resources (empresa de David Lowell) que aparecía como propietaria de Acuarios Minera y Exploradora SRL, empresa peruana titular Mina Pierina. El precio total que se pagó fue de US 850.00. En el Perú la empresa Barrick Misquichilca S.A. filial de la canadiense, se fusionó con Acuarios Minera y revaluaron la concesión, con el subterfugio que permitió Fujimori, logrando evitar pagar al Estado la suma de US 141 millones de dólares. Barrick fue ayudada por autoridades y congresistas de la misma forma en que lo han hecho jueces, fiscales y policías. Hasta hoy no ha pagado impuestos.
Raúl Wiener
Unidad de Investigación
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