Un análisis sobre la actual crisis educativa y el SUTEP, a cargo del Periodista César Hildebrandt
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Las cifras son tan contradictorias que dan risa. A las 4 de la tarde el ministerio de Educación insistía en que el 70% de los maestros había acudido a la evaluación convocada por las autoridades. El Sutep sostenía que, a nivel nacional, el 80% de sus afiliados había desasistido al examen.
Con monitoreos como esos, ¿cómo creer en la seriedad del conteo? Cuando las pasiones y el deseo de demoler al adversario se imponen a cualquiera otra consideración los resultados son partes de batalla, guerra sicológica, mentiras recíprocamente lanzadas.
El ministerio de Educación y el Sutep no deberían ser adversarios. Deberían ser socios en la tarea de replantear los fundamentos de la educación pública, deteriorados desde hace cuarenta años.
¿Por qué tenemos maestros tan malos?Porque hemos hecho todo lo posible por lograrlo.Es como si nos quejáramos del transporte público después de las leyes salvajes dadas durante el fujimorismo para la importación del saldo japonés de su parque automotriz.
O como si nos preguntáramos por qué Lima está cercada por la miseria cuando hemos trabajado en ello prolijamente y por tantos años consagrando todas las invasiones, alentando el tráfico de terrenos, admitiendo el caos como doctrina urbana y creyendo en las tonterías de Hernando de Soto sobre titulación y capitalismo pujante brotando en medio de las esteras.
Hay muchísimos profesores malos porque con los sueldos que se pagan, las facilidades que se dan, el presupuesto que cada año decrece, no hay manera de convocar a gente culturalmente mejor equipada. Y porque hay institutos pedagógicos que deberían ser cerrados por su incompetencia. Y porque los padres de familia prefieren –y presionan al respecto– malos profesores que aprueban a buenos profesores que jalan respetando la meritocracia. Y porque el Sutep no ha entendido que la educación es un bien público que sólo está provisoriamente –y bajo tutela– en las manos de los maestros.
Si los maestros cumplen, pues ese bien público seguirá en sus manos. Pero si no cumplen, es justo que la sociedad –no sólo el gobierno– revise el papel de los maestros y exija recuperar algunos estándares elementales de calidad.
Lo que no sabe el Sutep es que el examen odiado ya se había dado meses atrás. Fue el examen que, por enésima vez, demostró que nuestros alumnos están penúltimos en Latinoamérica en matemáticas y comprensión de lectura. Ese examen fue doble: comprobó el estado paupérrimo de la educación pública midiendo el rendimiento del indesligable binomio alumno-profesores. Porque es imposible que alumnos patéticos hayan sido educados por maestros brillantes, por más que esos alumnos provengan de hogares donde faltan libros y sobra miseria. Esa fue, entonces, una prueba tácita a los maestros y, por tanto, una tácita descalificación a la labor de muchos de ellos.
No entiendo, por eso, por qué el ministerio de Educación se ha empeñado en un examen redundante. El cuadro de situación ya está dado. Ahora el asunto es ver qué hacemos y cómo discriminamos la paja del trigo (que también lo hay, sobre todo en las sufridas provincias abandonadas por el presupuesto ministerial). Hay maestros que rendirían 100% más si las autoridades de la educación se hubiesen preocupado de crear sistemas de monitoreo que, cada cierto tiempo, hubiesen dado al país un mapeo de las carencias. Con ellos habrían venido cursos de capacitación, correcciones en los programas, desplazamientos hacia otras especialidades, estímulos para mejorar. Lo que tenemos ya no es un diagnóstico de la educación: tiene visos de autopsia.
Y lo que tenemos que hacer es tomar un examen que tenga calificación y cierto efecto punitivo. Porque es también ridículo que un examen no sirva para premiar a los que aprueban y advertir a los jalados. Si el Sutep no acepta que la educación pública es un asunto demasiado importante como para que esté en manos de un sindicato, pues entonces verá pasar el tren del mañana como lo vio pasar la Federación de Empleados Bancarios cuando la ola de Fujimori la dejó pintada en el andén. Y para esto no vale que haya un Huaynalaya salido de las cuevas de Altamira de algún maoísmo sobrante. Huaynalaya está moralmente muerto y él lo sabe. Si el Sutep no quiere seguir sus pasos tiene que aceptar que los profesores deben ser sometidos al escrutinio de la sociedad.
Las cifras son tan contradictorias que dan risa. A las 4 de la tarde el ministerio de Educación insistía en que el 70% de los maestros había acudido a la evaluación convocada por las autoridades. El Sutep sostenía que, a nivel nacional, el 80% de sus afiliados había desasistido al examen.
Con monitoreos como esos, ¿cómo creer en la seriedad del conteo? Cuando las pasiones y el deseo de demoler al adversario se imponen a cualquiera otra consideración los resultados son partes de batalla, guerra sicológica, mentiras recíprocamente lanzadas.
El ministerio de Educación y el Sutep no deberían ser adversarios. Deberían ser socios en la tarea de replantear los fundamentos de la educación pública, deteriorados desde hace cuarenta años.
¿Por qué tenemos maestros tan malos?Porque hemos hecho todo lo posible por lograrlo.Es como si nos quejáramos del transporte público después de las leyes salvajes dadas durante el fujimorismo para la importación del saldo japonés de su parque automotriz.
O como si nos preguntáramos por qué Lima está cercada por la miseria cuando hemos trabajado en ello prolijamente y por tantos años consagrando todas las invasiones, alentando el tráfico de terrenos, admitiendo el caos como doctrina urbana y creyendo en las tonterías de Hernando de Soto sobre titulación y capitalismo pujante brotando en medio de las esteras.
Hay muchísimos profesores malos porque con los sueldos que se pagan, las facilidades que se dan, el presupuesto que cada año decrece, no hay manera de convocar a gente culturalmente mejor equipada. Y porque hay institutos pedagógicos que deberían ser cerrados por su incompetencia. Y porque los padres de familia prefieren –y presionan al respecto– malos profesores que aprueban a buenos profesores que jalan respetando la meritocracia. Y porque el Sutep no ha entendido que la educación es un bien público que sólo está provisoriamente –y bajo tutela– en las manos de los maestros.
Si los maestros cumplen, pues ese bien público seguirá en sus manos. Pero si no cumplen, es justo que la sociedad –no sólo el gobierno– revise el papel de los maestros y exija recuperar algunos estándares elementales de calidad.
Lo que no sabe el Sutep es que el examen odiado ya se había dado meses atrás. Fue el examen que, por enésima vez, demostró que nuestros alumnos están penúltimos en Latinoamérica en matemáticas y comprensión de lectura. Ese examen fue doble: comprobó el estado paupérrimo de la educación pública midiendo el rendimiento del indesligable binomio alumno-profesores. Porque es imposible que alumnos patéticos hayan sido educados por maestros brillantes, por más que esos alumnos provengan de hogares donde faltan libros y sobra miseria. Esa fue, entonces, una prueba tácita a los maestros y, por tanto, una tácita descalificación a la labor de muchos de ellos.
No entiendo, por eso, por qué el ministerio de Educación se ha empeñado en un examen redundante. El cuadro de situación ya está dado. Ahora el asunto es ver qué hacemos y cómo discriminamos la paja del trigo (que también lo hay, sobre todo en las sufridas provincias abandonadas por el presupuesto ministerial). Hay maestros que rendirían 100% más si las autoridades de la educación se hubiesen preocupado de crear sistemas de monitoreo que, cada cierto tiempo, hubiesen dado al país un mapeo de las carencias. Con ellos habrían venido cursos de capacitación, correcciones en los programas, desplazamientos hacia otras especialidades, estímulos para mejorar. Lo que tenemos ya no es un diagnóstico de la educación: tiene visos de autopsia.
Y lo que tenemos que hacer es tomar un examen que tenga calificación y cierto efecto punitivo. Porque es también ridículo que un examen no sirva para premiar a los que aprueban y advertir a los jalados. Si el Sutep no acepta que la educación pública es un asunto demasiado importante como para que esté en manos de un sindicato, pues entonces verá pasar el tren del mañana como lo vio pasar la Federación de Empleados Bancarios cuando la ola de Fujimori la dejó pintada en el andén. Y para esto no vale que haya un Huaynalaya salido de las cuevas de Altamira de algún maoísmo sobrante. Huaynalaya está moralmente muerto y él lo sabe. Si el Sutep no quiere seguir sus pasos tiene que aceptar que los profesores deben ser sometidos al escrutinio de la sociedad.
César Hildebrandt
Fuente: www.laprimera.com.pe
1 comentario:
TERMINAREMOS TODOS ASI
Estimados : como Profesor Universitario, de la Universidad Kennedy. Dictaba cinco asignaturas, entre ellas, Ejercicio y Administración Farmacéutica. Con mas de 50 excelentes alumnos, inquisitivos, ávidos de adquirir conocimientos, mi misión además de enseñar Legislación Farmacéutica, era explicarles como es esta actividad comercialmente, tal es así, que como trabajo practico averiguamos al azar el costo de un descongestivo nasal en gotas, droga base nafazolina, tiempo en el mercado mas de 40 años, consultado el proveedor mas importante de drogas para la industria farmacéutica, dio el costo por frasco, 0,03 centavo, precio de venta 11,25 pesos, ganancia por unidad 37500 %, por supuesto esto no tiene parangón con ninguna actividad licita, a todo esto se me invita el 5 de junio de 2007 al Anexo de la Cámara de Diputados de la Nación, donde se realizaron unas Jornadas sobre “ Ética y Medicamentos “ estando presentes, legisladores, funcionarios gremialistas , las Cámaras Farmacéutica que supuestamente no habían sido invitadas, pero ahí estaban en segunda fila, farmacéuticos, etc, finalizada la Jornada se podían exponer posiciones de cada uno que quisiera hablar, yo fui uno de ellos y en particular me dirigí a las Cámaras de la Industria a los que tenia a pocos metros, el drama es la accesibilidad de nuestro pueblo a los fármacos, se nos mueren compatriotas, en particular niños ,muchos de ellos muy pequeños y esta gente sin ninguna culpa gana el 37500 %, esto es un escándalo de proporciones y el Estado debe y puede solucionarlo, no puede hacerse el distraído .
La respuesta a mis palabras no se hizo esperar, no para intentar solucionar el tema sino para sacarme del medio. Me cito mi Decano Dr, Capon Filas y La Directora de Farmacia Farmaceutica Magariños, y con un discurso Kafkiano e hiriente, me sacaron la cátedra de Farmacia, días después todas las demás, no estoy arrepentido, no puedo ser cómplice de tamaño despropósito.
Como curiosidad mi ultimo sueldo, aguinaldo incluido fueron 231 Pesos.
Lo saludo cordialmente.
Profesor Universitario.
Eduardo Marcelo Cocca
e-mail : profcocca@gmail.com
ESTOS SON LOS MAIL DE LAS PERSONAS RESPONSABLES DE MI SEPARACION DE TODAS MIS CATEDRAS, ES A LOS EFECTOS DE QUE SI ALGUIEN LES QUIERE DECIR ALGO.
UN FRATERNAL ABRAZO A TODOS
EDUARDO COCCA
Dr. : Rodolfo Capón Filas caponfilas@fibertel.com.ar
Farmacéutica : Maria del Carmen Magariños
magarino@biol.unlp.edu.ar
mcmagarinos@fibertel.com.ar
Rectorado
rectorado@kennedy.edu.ar
Este es un e-mail legal, libre de virus y contiene informacion que consideramos de su interés.
De acuerdo con la nueva Ley argentina Nº 26032 la libre distribución este email está autorizada
por tratarse de propósitos de información, sin embargo, si le hemos causado alguna molestia por el mismo,
le rogamos acepte nuestras disculpas y nos envie un mail a
ecocca@fibertel.com.ar para no ser contactado nuevamente.
SERVICIO DE INTERNET
Ley 26.032
Establécese que la búsqueda, recepción y difusión de información e ideas por medio del servicio de Internet se considera comprendida dentro de la garantía constitucional que ampara la libertad de expresión.
Sancionada: Mayo 18 de 2005
Promulgada de Hecho: Junio 16 de 2005
El Senado y Cámara de Diputados de la Nación Argentina reunidos en Congreso, etc.
sancionan con fuerza de Ley:
ARTICULO 1°
— La búsqueda, recepción y difusión de información e ideas de toda índole, a través del servicio de Internet, se considera comprendido dentro de la garantía constitucional que ampara la libertad de expresión.
ARTICULO 2°
— La presente ley comenzará a regir a partir del día siguiente al de su publicación en el Boletín Oficial.
ARTICULO 3°
— Comuníquese al Poder Ejecutivo.
—REGISTRADA BAJO EL N° 26.032—
DADA EN LA SALA DE SESIONES DEL CONGRESO ARGENTINO, EN BUENOS AIRES, A LOS DIECIOCHO DIAS DEL MES DE MAYO DEL AÑO DOS MIL CINCO.
EDUARDO O. CAMAÑO. — MARCELO A. GUINLE. — Eduardo D. Rollano. — Juan Estrada.
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