La Pluma del siempre incisivo Señor Bedoya, nos deleita con una buena columna.
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Nada de que debamos escandalizarnos. El comportamiento de la inmensa mayoría de caraduras que infestan El Gran Pozo Séptico de la Plaza Bolívar está más allá de cualquier sorpresa o escándalo. Por el contrario, las canalladas y robos que sus lombrosianos y menesterosos del pensamiento allí pergeñan son el pan de cada día y nosotros, como de costumbre, nos limitamos a mantener la cerviz inclinada, con toda la indolencia del esclavo que nos caracteriza, y continuamos cantando nuestro himno nacional: “Sufre, peruano, sufre, cholo soy y no me compadezcas…”. Esta vez, tres de estos individuos han conseguido que Petroperú quede al margen de cualquier tipo de control. Sus funcionarios pueden gastar a mansalva las cantidades de dinero que se les venga en gana. Estoy hablando de esos tres sujetos, el Carrasco, el Valdivia y el Alvarado, con los que no me gustaría encontrarme a medianoche en alguna calle limeña. Carrasco y Valdivia son horrorosos y el trolín de Alvarado cree que se salva porque le han hecho creer que con su bigotito de peluquero de los años treinta se parece mucho a Oscar Avilés… y se siente orgullosísimo. Ninguno de los tres ha inventado la pólvora… ni siquiera el palo. Ninguno de los tres se va a salvar del fuego eterno cuando fallezcan. Y es que ser congresista del Gran Pozo Séptico es un pecado contra el Espíritu Santo. Pero ¿por qué a veces me da por hablar huevadas? Todos sabemos que la inmensa mayoría de alimañas, sabandijas y gusarapos que pueblan el Parlamento mueren como las cucarachas: alma y todo. Bueno, pero dejemos la teología para otro momento. Ocurre que el Congreso “dice” que ha tomado esa decisión para facilitar la “modernización” de la malhadada empresa. ¿De verdad cree el lector que ese es el motivo? ¿Alguna vez una empresa estatal se modernizó y fue siquiera medianamente útil? ¡Por favor, amigos! Petroperú es un antro, una guarida, una “tapa” infestada –peor aún que el Parlamento– de ignorantes, torpes, ladrones, coimeros, estúpidos, delincuentes y, como diría mi tío Recaredo, “retratados dentales”. Los pocos honestos procuran salir ocultos por las sombras de la noche de la pura vergüenza (¿qué coño hacen todavía allí, por la gran flauta?). Y, para remate, quieren “explorar”. Por cierto que no van a encontrar ni mierda. La mayor parte de sus “técnicos” no distinguen un hueco en el suelo de sus propios culos. Pero no importa pues. Las empresas privadas han gastado millones en exploraciones infructuosamente. Petroperú no. Claro que no. El “Departamento de Exploración” va a permitir que docenas de decenas de compadritos, ahijaditos y cuñaditos salgan de perdedores para siempre. Marquen mis palabras, así será. Si el próximo “gobierno” regala (ojo, no vende) Petroperú a una empresa privada, nos ahorraremos miles de millones de dólares anuales (pero, eso sí, regalarla sin personal. Todos los trabajadores a la cochina calle. Ya estuvo bueno de que sigamos manteniendo a cuanto parásito se mete en política). Hasta más vernos.
Nada de que debamos escandalizarnos. El comportamiento de la inmensa mayoría de caraduras que infestan El Gran Pozo Séptico de la Plaza Bolívar está más allá de cualquier sorpresa o escándalo. Por el contrario, las canalladas y robos que sus lombrosianos y menesterosos del pensamiento allí pergeñan son el pan de cada día y nosotros, como de costumbre, nos limitamos a mantener la cerviz inclinada, con toda la indolencia del esclavo que nos caracteriza, y continuamos cantando nuestro himno nacional: “Sufre, peruano, sufre, cholo soy y no me compadezcas…”. Esta vez, tres de estos individuos han conseguido que Petroperú quede al margen de cualquier tipo de control. Sus funcionarios pueden gastar a mansalva las cantidades de dinero que se les venga en gana. Estoy hablando de esos tres sujetos, el Carrasco, el Valdivia y el Alvarado, con los que no me gustaría encontrarme a medianoche en alguna calle limeña. Carrasco y Valdivia son horrorosos y el trolín de Alvarado cree que se salva porque le han hecho creer que con su bigotito de peluquero de los años treinta se parece mucho a Oscar Avilés… y se siente orgullosísimo. Ninguno de los tres ha inventado la pólvora… ni siquiera el palo. Ninguno de los tres se va a salvar del fuego eterno cuando fallezcan. Y es que ser congresista del Gran Pozo Séptico es un pecado contra el Espíritu Santo. Pero ¿por qué a veces me da por hablar huevadas? Todos sabemos que la inmensa mayoría de alimañas, sabandijas y gusarapos que pueblan el Parlamento mueren como las cucarachas: alma y todo. Bueno, pero dejemos la teología para otro momento. Ocurre que el Congreso “dice” que ha tomado esa decisión para facilitar la “modernización” de la malhadada empresa. ¿De verdad cree el lector que ese es el motivo? ¿Alguna vez una empresa estatal se modernizó y fue siquiera medianamente útil? ¡Por favor, amigos! Petroperú es un antro, una guarida, una “tapa” infestada –peor aún que el Parlamento– de ignorantes, torpes, ladrones, coimeros, estúpidos, delincuentes y, como diría mi tío Recaredo, “retratados dentales”. Los pocos honestos procuran salir ocultos por las sombras de la noche de la pura vergüenza (¿qué coño hacen todavía allí, por la gran flauta?). Y, para remate, quieren “explorar”. Por cierto que no van a encontrar ni mierda. La mayor parte de sus “técnicos” no distinguen un hueco en el suelo de sus propios culos. Pero no importa pues. Las empresas privadas han gastado millones en exploraciones infructuosamente. Petroperú no. Claro que no. El “Departamento de Exploración” va a permitir que docenas de decenas de compadritos, ahijaditos y cuñaditos salgan de perdedores para siempre. Marquen mis palabras, así será. Si el próximo “gobierno” regala (ojo, no vende) Petroperú a una empresa privada, nos ahorraremos miles de millones de dólares anuales (pero, eso sí, regalarla sin personal. Todos los trabajadores a la cochina calle. Ya estuvo bueno de que sigamos manteniendo a cuanto parásito se mete en política). Hasta más vernos.
ANDRéS BEDOYA UGARTECHE
Tomado del Diario Correo.
1 comentario:
"Si el próximo “gobierno” regala (ojo, no vende) Petroperú a una empresa privada, nos ahorraremos miles de millones de dólares anuales (pero, eso sí, regalarla sin personal. Todos los trabajadores a la cochina calle. Ya estuvo bueno de que sigamos manteniendo a cuanto parásito se mete en política). Hasta más vernos"...
BASTANTE "CONSTRUCTIVO" EL SEÑOR BEDOYA...Y "SEGUIDORES" PARECE QUE NO LE FALTA...
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