Hoy estoy lleno de rabia, siento el estomago a punto de estallar. La basura, la inmundicia me asquea, decidi usar este medio para exteriorizar mi indignacion frente a tanta porqueria que rodea la vida polìtica de la Naciòn.
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Disculpame Juan Carlos, siempre leo tus colunmas y esta vez tome prestada una de tus opiniones:
Sobre leyes, violadores y congresistas: Por Juan Carlos Valdivia
Columnas Bizantinas
por Juan Carlos Valdivia
Sobre leyes, violadores y congresistas
El 16 de noviembre pasado se presentó ante el Ministerio Público la denuncia contra el congresista Leoncio Torres Ccalla. Hoy, 15 de diciembre, luego que Torres Ccalla reconociera el delito que había cometido en las mismas instalaciones del Congreso de la República, la fiscalía no ha denunciado al violador, la policía no lo ha apresado, y el Congreso lo suspendió, aunque muchos somos de la opinión que tuvo la oportunidad para levantarle el fuero y acusarlo directamente.
Entre los seres despreciables que pueblan la tierra, entre los asesinos y los ladrones, entre los asaltantes y demás condenados, entre todos ellos, los violadores son los repudiados. La ley entre los malhechores es la de castigar a los violadores, sometiéndolos a los mismos vejámenes que estos miserables sometieron a sus víctimas. Entre los congresistas, la ley, el reglamento, impide que metan a la cárcel a un facineroso como Torres Ccalla. Los bandidos castigan al violador con la violación, los congresistas castigan al violador permitiéndole que se interne en una clínica.
En el Perú pocas veces ha existido total unanimidad como la que existe en el rechazo al Congreso por no asumir una posición drástica con un violador. Presentada la denuncia ante la fiscalía, NADIE ha actuado diligentemente para castigar a este delincuente. Tampoco es aceptable que se diga que el Congreso ha hecho lo único que le permite la Ley ¿Acaso el Congreso no puede deponer a un Presidente de la República?¿Acaso no declararon la vacancia de Fujimori con 62 votos? ¿El parlamento puede destituir a un presidente y no expulsar de sus filas a un violador?
Si hubiera existido voluntad política se le pudo aplicar ese gran cajón de sastre que es la Infracción Constitucional, y desaforarlo inmediatamente. Si hubiera voluntad política, la comisión de ética no se hubiera demorado más de quince días en citar por primera vez a Torres Ccalla. Pero en este Congreso las prioridades están trastocadas, y los valores enterrados bajo rumas de agendas, dictámenes y proyectos de ley.
Lamentablemente, Ántero Flores Araoz, un hombre honesto y caballero a carta cabal, se ha visto obligado, en su calidad de Presidente del Congreso, a dar explicaciones a la ciudadanía. No lo ha hecho con fortuna, quizás porque prime en él el abogado y no el político. Ha asumido un costo que no le correspondía.
En temas de protección de la infancia, la doctrina usa el principio del interés superior para resolver las dudas cuando se trata de los derechos del niño. Es este interés superior el que se han olvidado de proteger y cautelar los congresistas. Hay una vida de una niña que ha sido trastocada con la peor violencia que se pueda acometer contra un ser humano, pero ellos prefieren sus reglamentos. Lamentablemente.
columnasbizantinas@terra.com.pe
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Disculpame Juan Carlos, siempre leo tus colunmas y esta vez tome prestada una de tus opiniones:
Sobre leyes, violadores y congresistas: Por Juan Carlos Valdivia
Columnas Bizantinas
por Juan Carlos Valdivia
Sobre leyes, violadores y congresistas
El 16 de noviembre pasado se presentó ante el Ministerio Público la denuncia contra el congresista Leoncio Torres Ccalla. Hoy, 15 de diciembre, luego que Torres Ccalla reconociera el delito que había cometido en las mismas instalaciones del Congreso de la República, la fiscalía no ha denunciado al violador, la policía no lo ha apresado, y el Congreso lo suspendió, aunque muchos somos de la opinión que tuvo la oportunidad para levantarle el fuero y acusarlo directamente.
Entre los seres despreciables que pueblan la tierra, entre los asesinos y los ladrones, entre los asaltantes y demás condenados, entre todos ellos, los violadores son los repudiados. La ley entre los malhechores es la de castigar a los violadores, sometiéndolos a los mismos vejámenes que estos miserables sometieron a sus víctimas. Entre los congresistas, la ley, el reglamento, impide que metan a la cárcel a un facineroso como Torres Ccalla. Los bandidos castigan al violador con la violación, los congresistas castigan al violador permitiéndole que se interne en una clínica.
En el Perú pocas veces ha existido total unanimidad como la que existe en el rechazo al Congreso por no asumir una posición drástica con un violador. Presentada la denuncia ante la fiscalía, NADIE ha actuado diligentemente para castigar a este delincuente. Tampoco es aceptable que se diga que el Congreso ha hecho lo único que le permite la Ley ¿Acaso el Congreso no puede deponer a un Presidente de la República?¿Acaso no declararon la vacancia de Fujimori con 62 votos? ¿El parlamento puede destituir a un presidente y no expulsar de sus filas a un violador?
Si hubiera existido voluntad política se le pudo aplicar ese gran cajón de sastre que es la Infracción Constitucional, y desaforarlo inmediatamente. Si hubiera voluntad política, la comisión de ética no se hubiera demorado más de quince días en citar por primera vez a Torres Ccalla. Pero en este Congreso las prioridades están trastocadas, y los valores enterrados bajo rumas de agendas, dictámenes y proyectos de ley.
Lamentablemente, Ántero Flores Araoz, un hombre honesto y caballero a carta cabal, se ha visto obligado, en su calidad de Presidente del Congreso, a dar explicaciones a la ciudadanía. No lo ha hecho con fortuna, quizás porque prime en él el abogado y no el político. Ha asumido un costo que no le correspondía.
En temas de protección de la infancia, la doctrina usa el principio del interés superior para resolver las dudas cuando se trata de los derechos del niño. Es este interés superior el que se han olvidado de proteger y cautelar los congresistas. Hay una vida de una niña que ha sido trastocada con la peor violencia que se pueda acometer contra un ser humano, pero ellos prefieren sus reglamentos. Lamentablemente.
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