miércoles, enero 04, 2006

:: ¡Malditos sean!

Encontre este artículo que fue escrito con motivo de la escandalosa suma de dinero que quisieron recibir los incapaces, que moran en el Gran Pozo Séptico, llamado Congreso. Realmente es una expresión de lo que muchos peruanos sienten por esos tipejos.
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“¿Qué es un Congreso peruano? La cloaca máxima de Tarquino, el gran colector donde vienen a reunirse los albañales de toda la República. Hombre entrado ahí, hombre perdido”. “Comadrejas de bolsas insondables, llevan consigo a toda su larga parentela de hambrones y desarrapados. En cada miembro del Poder Legislativo hay un enorme parásito con su innumerable colonia de subparásitos, una especie de animal colectivo y omnívoro que succiona los jugos vitales de la Nación”. Manuel González Prada Quise ocuparme hoy de pollerudos y abortos, pero no puedo dejar pasar la última gracia que ha cocinado la plaga, cuyos individuos han sido ya clasificados científicamente como Argentoráptor unguilongo peruvianus. Quiero que esta mi columna se transforme, sólo por hoy, en mi muy propio y particular Malleus Maleficarum. Desde aquí lanzaré mi maldición sobre esa gentuza y sobre sus descendientes, hasta la décima generación. Claro, ya no se van a tirar los casi 120 mil soles. Han decidido hacer una “reducción táctica”, una “rebajita electorera”. Y es que el pueblo peruano, aquel que colocó a esa carroña en el pináculo del poder y de la fortuna, por fin los ve sin la máscara, y les hace preguntas obvias: ¿Qué se siente haber hecho fortuna pisoteando las calaveras de centenares de miles de niños que han muerto por desnutrición? ¿Qué se siente llegar a millonario a costa del sufrimiento de millares de madres que han muerto dando a luz en plena calle? ¿Qué se siente vivir como rey arrebatando de las manos las medicinas destinadas a millares de ancianos y jubilados? ¿Qué se siente amasar riquezas malhabidas a costa de centenares de policías y soldados abandonados a su suerte -cojos, ciegos, mancos, hemipléjicos- luego de la lucha contra el terror? En suma, ¿qué se siente ser un auténtico Hijo de Puta? Retiro el adjetivo ofensivo escrito en el párrafo anterior. Y es que, en realidad, es inaplicable, pues estamos hablando de protozoarios partenogenéticos que se reproducen por estrangulación. Nunca tuvieron madre ni conocen ese concepto. Sean lo que fueren, no tienen la dignidad ni la valentía de un “Cojo Denis” o de un “Cholo Jacinto”. Ellos, por lo menos, arriesgaron el pellejo. Sean lo que fueren, ¡malditos sean! Malditos sean en nombre de ese Dios en el cual dicen creer y cuyo nombre perjuraron en la Plaza Bolívar hace casi cinco años. Que ese Dios permita que todo el dinero amasado por ustedes sólo les traiga sufrimiento, dolor, desesperación y muerte... hasta la décima generación. Que ese Dios permita que sus hijos, y los hijos de sus hijos, no encuentren, al igual que ustedes, paz de espíritu alguna, que no sea el crujir de dientes en el más tenebroso antro de los infiernos después de la muerte. Esto último es un decir, ya que ustedes morirán como los perros: alma y todo. Dice un viejo proverbio que “lo mal avenido se lo lleva el diablo”, y dice la verdad. Y ustedes lo recordarán, cuando solos, pobres y olvidados en algún hospicio estatal, tengan como únicos compañeros, en su agonía, a la angustia, al tormento, a los viejos demonios que les recordarán sus días de alegría ya idos y muertos para siempre. ¡Malditos sean todos ustedes! ¡Mil veces malditos!.
Hasta más vernos.
:: ANDRéS BEDOYA UGARTECHE
:: La Ortiga Tomado del Diario Correo www.correoperu.com.pe

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